;

Blog

La variada colección de tiaras de la familia real noruega

23 Mayo 2022

La familia real de Noruega es una de las más modernas en Europa en cuanto a establecimiento de su dinastía, pero a su misma vez tiene una de las colecciones de joyas más antiguas y valiosas del continente: en ese sentido destacan diademas y tiaras de los siglos XIX y XX que provienen de importantes regalos, dotes y adquisiciones a grandes joyeros. ¿Queréis descubrir cuáles? 

 

1. La tiara de diamantes de Josefina

Empezamos con una de esas diademas que formaron parte de los primeros lotes de joyas que entraron en Noruega cuando este reino independiente no tenía ni tan solo 50 años. Creada originalmente en Suecia para su famosísima reina, Josefina, dicha pieza fue pasando de manos en manos hasta llegar a Oslo. Primero fue heredada por su nieta la reina Luisa de Dinamarca, la cual la usaría con mucha asiduidad. Al fallecer esta y al considerarse una pieza personal y transferible en herencia, fue a parar a uno de sus hijos menores, el príncipe Gustav. Al fallecer este último, su sobrina, de origen sueco, fue la que introdujo esta maravillosa pieza al reino noruego. De esta forma y consiguientemente Sonja, la actual reina, es la poseedora a través de su marido de esta reliquia.

Morfológicamente es una tiara alta que sigue las modas típicamente de principios del siglo XIX en una época en que el imperio llegaba a su cúspide a nivel artístico y decorativo. Es por eso que encontramos de forma interrumpida coronas de laurel rodeando grandes diamantes, rosetones perfectamente simétricos y guirnaldas. 

 

2. La tiara de la cruz maltesa

Otra de las piezas consideradas históricas en cuanto a origen y edad es sin duda la tiara de la cruz maltesa, llamada así por sus impresionantes tres piezas desmontables: una de ellas contiene un mastodóntico diamante central. ¿Su origen? de nuevo, el más regio posible. Realizada en Londres fue creada para la futura Reina Maud de Noruega, hija de los entonces príncipes de Gales. La inspiración para dicha pieza nos recordará muy rápidamente a un diseño plenamente británico, la corona de Estado de Jorge IV, considerada una de las joyas de representación más importante de los Windsor. Como muchos sabréis esta joya también contiene dichas cruces intercaladas con hojas de trébol y otros motivos vegetales. Suponemos que fue así como los de Gales quisieron obsequiar a su hija con una diadema que de bien seguro, le recordó a su madre patria. Como podéis ver en las siguientes fotos, puede ser transformada de múltiples formas, desde una simple bandeau con tan sólo la base, hasta con las cruces puestas en distintas áreas.

3. La tiara de diamantes de la Reina Maud

Seguimos con la misma reina de origen inglés, la Reina Maud. Esta tiara fue curiosamente otro regalo procedente del Reino Unido pero no de la familia real, si no de un grupo de aristócratas y amigos que se consideraban muy allegados a la futura Reina. Dicha tiara era una de las de mayor tamaño en sus baúles, y contenía elementos transformables: los diamantes en talla rosa de la parte superior podían ser intercambiables por turquesas, un tipo de gema que era muy típica en las últimas décadas del siglo XIX y pps. del XX. Esta importante diadema fue pasando de manos a manos hasta llegar a la hermana del actual rey, la princesa Ragnhild, la cual la dejó en herencia de nuevo para que volviera a la bóveda real. Es así como en 2013 re-entró en la línea principal, pero sin ser nunca lucida de nuevo por ninguna princesa ni la Reina Sonja. ¡La esperamos con mucho gusto!

4. La tiara de perlas de la Reina Maud 

Y...de nuevo volvemos con la reina Maud, ya que es posible que con dicha princesa y luego reina hubiera la mayor aportación al joyero real. La novedad que introducimos en este caso es el de las perlas: muy comunes en las piezas historicistas de finales del siglo XIX. De origen completamente natural, tienen forma de perilla y se intercalan en tamaño degradado partiendo desde el centro. Fue creada en 1896 y de nuevo regalo de sus padres los príncipes de Gales y futuros Eduardo VII y la Reina Alejandra. Al fallecer Maud, dicha pieza no sería vista de nuevo hasta la Reina Sonja, la cual la empezaría a usar a finales de los años 60 después de su matrimonio con el rey Harold. Una de las curiosidades que rodean a esta histórica joya es su robo y su posterior copia (sí, sí, tal y como lo leéis).

En 1995 se tomó la decisión de restaurar dicha pieza y se confió como es por supuesto, con Garard, la joyería que creó esta maravilla. Por la noche la caja fuerte fue forzada y la pieza robada, acabando en paradero desconocido. Las sospechas recayeron en todos los tabloides londinenses en alguien interno de la casa, pero aún a día de hoy, no se conocen los activos de dicho expolio. Podéis imaginar el bochorno de Garard...por dicho motivo se embarcaron en una costosa reproducción, extremamente fidedigna, de la diadema de 1896. Al cabo de unos meses la Reina Sonja la recibió y es así como la ha seguido luciendo hasta llegar a nuestros días; tanto la princesa Mette-Marit como Martha la han lucido en algunas ocasiones en su versión más peuqueña.

 

5.  La tiara de esmeraldas noruega

¡Y por fin entramos en las gemas de color! Y además con la espectacular tiara de esmeraldas de la familia Leuchtenberg. Dicha dinastía, que se origina en el sur de Alemania de principios del siglo XIX con el matrimonio de Eugene Beauharnais (hijastro de Napoleón Bonaparte) y la princesa Augusta de Baviera, supo muy bien con quien codearse. Es por este motivo que los encontramos a partir de 1820 relacionados con las casas reales e imperiales de Portugal, Francia, Suecia o Rusia. Debido a eso, y a que tuvieron el amparo de los Wittelsbach, su situación económica era única y adquirieron muchísimas joyas para uso representativo y sobretodo, para dotes. El origen de esta tiara fue precisamente este, el de la entrega de joyas por un importante matrimonio, cuando Amelia de Leuchtenberg casó con el Emperador de Brasil. A través de varias herencias llegó a manos de la Princesa Ingeborg de Suecia, que a su misma vez la ofreció a su hija, Marta de Noruega. Curiosamente debía de ser un salvavidas, ya que se la dio como seguro económico cuando los monarcas noruegos se tuvieron que ir al exilio. Al no pasar por demasiadas estrecheces, pudieron salvaguardar la pieza en toda su estancia en EEUU y no venderla, luciéndola de nuevo a partir del año '45 tras la gran contienda.

 

6. Tiara de amatistas moderna

Además de seguir con una joya con gemas de color, queremos con esta pieza, adentrarnos en una de las tiaras consideradas modernas dentro del tesoro real noruego. Construida probablemente en la segunda mitad del siglo XX como parure completo (incluyendo pendientes, broches y pulsera) esta alhaja es una de las favoritas de la actual Princesa Mette-Marit y su cuñada, la Princesa Marta. En ese sentido muestra uno de los diseños más elegantes de todos los conjuntos reales, con varios rosetones montados en brillantes, diamantes talla pera, y amatistas en ambos cortes. Entre todas las gemas se conforma una diadema alta para lucir con peinados recogidos o sueltos, siendo una de las más versátiles.

 

7. Tiaras de la princesa Astrid

Como ya pasara con su otra hermana, la princesa Astrid heredó de su madre en legado directo varias tiaras, algunas muy antiguas y otras de manufactura nueva del siglo XX. Dichas piezas acostumbraban a estar en propiedad directa de la Reina y no se consideraban cómo representativas de la línea directa. Así pues, tal y como pasa en otras casas reales, los hijos e hijas menores las reciben como parte compensatoria a lo que siempre recibe el heredero al trono, que es muchísimo más. De la princesa Astrid podemos destacar por ejemplo la tiara Vasa como una de las más importantes que recibió: realizada en 1929 como regalo de la ciudad de Estocolmo a la princesa heredera Marta (de origen precisamente Sueco) dicha diadema está realizada en brillantes de varios tamaños y sigue un estilo art decó tardío.

De este lote de joyas también destaca un interesante bandeau en brillantes que es lucido en raras ocasiones por la princesa noruega.

Por último llaman la atención las famosas "aigrettes", un tipo de tiara tembladera que se luce levitando encima de un peinado. Dicho tipo de joya fue muy popular en los años 30 y casi todas las casas reales tenían varios ejemplos. En cuestión de una década dichas piezas se veían un tanto ridículas y raras, y se transformaban o en broches o pulseras. Este no fue el caso de la princesa Astrid quien, con una valentía digna de admirar, las luce con su habitual desparpajo y campechanismo. 

 

Leer más

Pierre Lottier, un genio olvidado en pleno auge en el mundo de las subastas

04 Enero 2022

Estamos seguros que a muchos de vosotros la figura de Pierre Lottier no os es nada exótica: los más expertos en antigüedades aprecian y valoran los distintos diseños de un decorador que a lo largo de su carrera no solo acumuló fama por su refinamiento y elegancia, también polémicas y escándalos que hoy ilustraremos. ¿Os interesa?

¡Seguid leyendo!

Inicios: educación refinada y contrabandismo

Los inicios de Pierre Lottier están aún por investigar pero si tiramos de hemeroteca o leemos la publicación "España y el expolio de las colecciones artísticas europeas durante la Segunda Guerra Mundial: el informe oficial de 1998" de Jose Manuel Serrano Alvarez descubriremos como este diseñador y decorador francés empezó en el mundo de las antigüedades y arte.

Su padre era el célebre restaurador y homónimo Pierre Lottier, el cual fundó e 1880 "La Reserve" de la Costa Azul, uno de los establecimientos de la alta sociedad más valorados por millonarios y aristócratas. Gracias a este primer contacto con el dinero, supo conocer los gustos de el nuevo rico de los años 10-20, lo que le reportaría una valiosa información para los futuros negocios y clientes.

El famoso establecimiento "La Reserve" en los años '30

En los años 30 se instaló en Madrid, apartado por la sociedad francesa por ser homosexual, y entró en contacto con la élite española de la época como conseguidor de importantes obras de arte y sobretodo, arte oriental como porcelanas y bronces. Durante esta etapa de su vida se le conoció por tener una relación sentimental con el artista Jean Cocteau, que seria boicoteada con la llegada del franquismo y las restricciones a dicho colectivo. 

A partir de los años 40, se le empezó a relacionar con Eric Shiffman, un marchante, espía alemán y contrabandista que es relacionado con los peores expolios de la segunda mitad del siglo XX. Aprovechando la ocupación de Francia por parte de Hitler, estos dos socios se aliaron para, de forma ilegal, hacer contrabando de los restos de grandes fortunas francesas venidas a menos por la contienda. Las porcelanas japonesas y chinas fueron su predilección, y según citaban varios periódicos en los 40' como La Vanguardia, fueron multados y arrestados en varias ocasiones en la frontera de Hendaya. Entraban dichas piezas sin permisos y con adquisiciones de dudoso origen (muchas veces de expolios nazis a judíos y vendidas por capitostes a contrabandistas).

Años 50: asentamiento como decorador y proveedor del franquismo

A partir de los 50 se estableció entre la ciudad de Madrid y Barcelona de manera individual. En esta última ciudad llegó a fundar un gran taller y tienda (lo que ahora llamaríamos showroom) donde exponía sus últimas creaciones en muebles y decoraciones completas en boiseries y pan de oro. Poco a poco la alta sociedad española olvidó su pasado manchado, y empezó a apreciar más y más su estilo historicista revisado.

 

Diseño para un comedor de unos clientes en Madrid, años '50. Sillería tipo Hepplewithe, mesa directorio y piezas de porcelana en las paredes

En Madrid tuvo dos grandes proyectos que gracias a ellos, saltó al trampolín del gobierno y los grandes encargos: el primero de todos fue la decoración de la mansión de Ava Gardner en Madrid. Para dicha creación, usaría las mejores lacas, muebles creados por él mismo, y las más refinadas porcelanas. Gardner preservaría a lo largo de su vida dicha decoración, recordándola con gran cariño. Por otro lado el gobierno de Francisco Franco le encargó el amueblamiento y diseño de las plantas nobles del recién creado Instituto de Cultura Hispánica. En este otro proyecto se basó en la arquitectura herreriana y manierista imperante en el nuevo edificio, por lo tanto primaron las maderas oscuras, y los estilos "neo" de los siglos XVI y XVII.

 

Hall para un establecimiento hotelero en España, mediados de los años '50

El gran salto comercial y desarrollo de un estilo

Hacia 1960 Lottier ya tenía un nombre forjado en el mundo de la decoración, y gracias a ello su tienda en Barcelona se convirtió en la cuna del buen gusto. Además de ello, importantes empresas del sector confiaron con él para algunos de sus más célebres diseños como Casa Valentí, la cual triunfó con una silla baja tipo safari, o la casa Gancedo para los tejidos más históricos. En esta época además fundó una sucursal del restaurante "La Reserve" en Santa Susana, decorado exquisitamente por él mismo y siguiendo la propuesta culinaria de los años 20 de su padre. El duque de Alba, los marqueses de Masnou o Cuba estuvieron en su inauguración, junto con diplomáticos y jerarcas franquistas, tal y como recogía una crónica de la Vanguardia del 16 de septiembre de 1967. Como veis, supo estar en lo mejor (y también lo peor al principio) pero... ¿en qué destacó su estilo a lo largo de su vida? 


Vestíbulo para un establecimiento hotelero de los años '60

Pierre Lottier empezó emulando un poco la carrera de Marc du Plantier, otro gran diseñador coetáneo, y la célebre Maison Jansen de Paris. Sus inicios se basaron en la pureza del "Grand Gout" francés, centrado principalmente en los estilos Luís XV y XVI. Más adelante, en los 50, derivó a los estilos ingleses típicos de finales de el siglo XVIII: Hepplewhite, Adam, Chippendale, Sheraton o Gillwood fueron los apellidos con los que Lottier más se inspiró, destacando sobretodo las sillas y sillones lacadas en blanco o negro y decoraciones en dorado pintadas a mano alzada. Hacia 1970 el estilo derivó a una estela más moderna: los nuevos pisos de la burguesía arribista pedían estilos más depurados, y Lottier supo hacer la lectura. Sus nuevos diseños se basaban en el Art Decó y racionalismo clásico, típico de una nueva sociedad más intelectual y "falsamente austera". Cada casa en zonas como Sarrià Sant Gervasi, Pedralbes o barrio de Salamanca y la Moraleja contenían habitualmente un comedor entero de Lottier, un despacho o un salón.

Investiguemos aquí algunos de sus diseños más célebres:

Sillas con brazos inspirada en modelos Sheraton, años '50.

Copete de un espejo estilo Regency de los años '50.

Mesa velador estilo Regency de los años '40.

Silla Valentí de mediados de los '50 

Un aplique estilo imperio de mediados de los '40

Consola estilo rococó-Reina Ana de los años '30

Uno de sus diseños más repetidos fueron este tipo de sillería basada entre un modelo de Hepplewhite y Gillwood de 1795: se realizaban lacadas en negro y dorado o blanco y dorado.

Leer más

Familia gran ducal de Luxemburgo: una pequeña dinastía para grandes tiaras

20 Octubre 2021

A lo largo de los dos últimos siglos los Nassau han ido acumulando una vasta colección de joyas entre parures completos, collares, brazaletes y tiaras. Como desde este blog no podríamos abarcar tan ingente cantidad de piezas, nos decantaremos los las tiaras, verdaderas obras de orfebrería que podemos admirar en actos públicos, bodas reales y recepciones. Vamos a repasar 7, las más conocidas de esta familia.

1. Empecemos por tamaño: la tiara imperio

Esta mastodóntica diadema es una de las más importantes de esta casa real, por peso, historia, realización y diseño. Concretamente fue creada alrededor de 1830 por la joyería de Jakob Tillmann Speltz para el uso exclusivo de la Gran Duquesa reinante de cada momento (con lo cual se trata de una pieza totalmente intransferible por tradición).

Tratándose de una de esas joyas que fueron realizadas en los orígenes tanto políticos como territoriales de ese pequeño Gran Ducado, esta tiara es usada habitualmente en los eventos más importantes de este estado. En la abdicación de la Gran Duquesa Carlota fue la pieza escogida, o el día de su propia boda, o por ejemplo, la actual Gran Duquesa Carlota, la usa cuando hay visitas de jefes de estado extranjero o enlaces reales como el de la Princesa Victoria de Suecia con Daniel Wrestling.

2. La tiara “pavo real” de Van Cleef & Arpels

Esta tiara es fascinante solo por la forma que tiene y el tipo de tallas usadas para conformarla. La historia de esta curiosa pieza se remonta a la época de la queridísima Reina Astrid de los Belgas, en un momento en que los modelos de Art Decó llegaban a su máxima expresión. Casa como Cartier, Bulgari o la propia Van Cleef & Arpels, constructora de esta diadema, realizaron joyas con tigres, jaguares, mariposas, libélulas o pavos reales. En este caso, esta alhaja es de las más usadas por la familia real, no tan solo por su línea principal, si no también por las secundarias.

3. La tiara de las hojas de vid

En este caso estamos en frente de la tiara más romántica de la casa: se trata de la que tradicionalmente se usa para los enlaces principales de esta dinastía, ya que como sabéis, las hojas de vid simbolizan la continuidad a través de sus semillas, y el enraizamiento fuerte en la tierra. ¿La relación con una Casa Real es clara, no creéis?

La morfología de esta joya es delicadísima, formada por finas hojas y parras enlazadas entre ellas en la estructura inferior. Aun no destacando excesivamente en cuanto a gemología (no contiene diamantes de gran tamaño), la mayoría de novias la han escogido para tan remarcado día. 

4. La tiara de la Gran Duquesa Adelaida

Seguimos con la inspiración imperio y neoclásica con esta elegante diadema. Fechada como una de las más antiguas dentro de las colecciones de los Orange Nassau, fue creada en la segunda mitad del siglo XIX para la Gran Duquesa Adelaida, uno de los personajes más elegantes de su momento. Hojas y bayas enmarcan un gran zafiro de intensa transparencia y color, gama relacionada directamente con la dinastía Borbón-Parma, una de las líneas directas en el árbol genealógico de los Luxemburgo. Raramente usada por sus descendientes, ha sido recuperada en los últimos 50 años por la Gran Duquesa Maria Teresa o más recientemente por un miembro secundario, la princesa Marie Gabrielle de Nassau.  

5. La tiara Art Decó con esmeralda de Chaumet

Es curioso cómo a veces de varias joyas con poco interés, o incluso feas, puedan salir, conjuntándolas, maravillas como esta tiara: la llamada “tiara Art Decó” nació en la década de 1920 como regalo de Navidad del príncipe Félix a su esposa, la Gran Duquesa Carlota. Realizada por la célebre casa parisina Chaumet, dicha obra de orfebrería, se creó como apuntábamos, a base de reaprovechar varias piezas de los Nassau. Nunca se ha filtrado la cantidad de quilates que suma la esmeralda central tallada en cabochón, pero se presupone que ya formaba parte de la colección familiar y que fue montada en ese momento, quedando un conjunto simétrico y con peso mayestático. En la década de los primeros 2000 esta fue una de las tiaras más usadas por la Gran Duquesa Maria Teresa.

 

6. La tiara gargantilla de Chaumet

Esta tiara, además de tener una configuración muy harmoniosa, tiene una peculiaridad: puede ser montada de 6 formas distintas, algo muy típico de las piezas de principios del siglo XX. Una de las más usuales es usarla como “choker” o ahogadera en el cuello, o a veces, la hemos visto sin las perlas coronadas y como sencilla diadema cerrada. 

 

7. La diadema de agua marinas Nassau.

Por último os mostramos otra diadema que puede ser transformada en collar, y que personalmente a nosotros nos gusta más en esa configuración. Dicha joya fue creada para la Gran Duquesa Charlotte en la mitad del siglo XX siguiendo modelos art decó, y con aguamarinas de un tamaño medio-grande. Dicha diadema fue ampliamente usada por su primera propietaria pero también por su heredera (política), la Gran Duquesa Maria Teresa de Luxemburgo.

Leer más

Suscríbase a nuestra newsletter

© Subarna - Todos los derechos reservados

Política de Cookies

Utilizamos cookies propias y de terceros para analizar el uso del sitio web y mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias sobre la base de un perfil elaborado a partir de tus hábitos de navegación (por ejemplo, páginas visitadas).

Tenga en cuenta que, si acepta las cookies de terceros, deberá eliminarlas desde las opciones del navegador o desde el sistema ofrecido por el propio tercero.

Cerrar

¿Ha olvidado su contraseña?

registrarse