A lo largo de los dos últimos siglos los Nassau han ido acumulando una vasta colección de joyas entre parures completos, collares, brazaletes y tiaras. Como desde este blog no podríamos abarcar tan ingente cantidad de piezas, nos decantaremos los las tiaras, verdaderas obras de orfebrería que podemos admirar en actos públicos, bodas reales y recepciones. Vamos a repasar 7, las más conocidas de esta familia.

1. Empecemos por tamaño: la tiara imperio

Esta mastodóntica diadema es una de las más importantes de esta casa real, por peso, historia, realización y diseño. Concretamente fue creada alrededor de 1830 por la joyería de Jakob Tillmann Speltz para el uso exclusivo de la Gran Duquesa reinante de cada momento (con lo cual se trata de una pieza totalmente intransferible por tradición).

Tratándose de una de esas joyas que fueron realizadas en los orígenes tanto políticos como territoriales de ese pequeño Gran Ducado, esta tiara es usada habitualmente en los eventos más importantes de este estado. En la abdicación de la Gran Duquesa Carlota fue la pieza escogida, o el día de su propia boda, o por ejemplo, la actual Gran Duquesa Carlota, la usa cuando hay visitas de jefes de estado extranjero o enlaces reales como el de la Princesa Victoria de Suecia con Daniel Wrestling.

2. La tiara “pavo real” de Van Cleef & Arpels

Esta tiara es fascinante solo por la forma que tiene y el tipo de tallas usadas para conformarla. La historia de esta curiosa pieza se remonta a la época de la queridísima Reina Astrid de los Belgas, en un momento en que los modelos de Art Decó llegaban a su máxima expresión. Casa como Cartier, Bulgari o la propia Van Cleef & Arpels, constructora de esta diadema, realizaron joyas con tigres, jaguares, mariposas, libélulas o pavos reales. En este caso, esta alhaja es de las más usadas por la familia real, no tan solo por su línea principal, si no también por las secundarias.

3. La tiara de las hojas de vid

En este caso estamos en frente de la tiara más romántica de la casa: se trata de la que tradicionalmente se usa para los enlaces principales de esta dinastía, ya que como sabéis, las hojas de vid simbolizan la continuidad a través de sus semillas, y el enraizamiento fuerte en la tierra. ¿La relación con una Casa Real es clara, no creéis?

La morfología de esta joya es delicadísima, formada por finas hojas y parras enlazadas entre ellas en la estructura inferior. Aun no destacando excesivamente en cuanto a gemología (no contiene diamantes de gran tamaño), la mayoría de novias la han escogido para tan remarcado día. 

4. La tiara de la Gran Duquesa Adelaida

Seguimos con la inspiración imperio y neoclásica con esta elegante diadema. Fechada como una de las más antiguas dentro de las colecciones de los Orange Nassau, fue creada en la segunda mitad del siglo XIX para la Gran Duquesa Adelaida, uno de los personajes más elegantes de su momento. Hojas y bayas enmarcan un gran zafiro de intensa transparencia y color, gama relacionada directamente con la dinastía Borbón-Parma, una de las líneas directas en el árbol genealógico de los Luxemburgo. Raramente usada por sus descendientes, ha sido recuperada en los últimos 50 años por la Gran Duquesa Maria Teresa o más recientemente por un miembro secundario, la princesa Marie Gabrielle de Nassau.  

5. La tiara Art Decó con esmeralda de Chaumet

Es curioso cómo a veces de varias joyas con poco interés, o incluso feas, puedan salir, conjuntándolas, maravillas como esta tiara: la llamada “tiara Art Decó” nació en la década de 1920 como regalo de Navidad del príncipe Félix a su esposa, la Gran Duquesa Carlota. Realizada por la célebre casa parisina Chaumet, dicha obra de orfebrería, se creó como apuntábamos, a base de reaprovechar varias piezas de los Nassau. Nunca se ha filtrado la cantidad de quilates que suma la esmeralda central tallada en cabochón, pero se presupone que ya formaba parte de la colección familiar y que fue montada en ese momento, quedando un conjunto simétrico y con peso mayestático. En la década de los primeros 2000 esta fue una de las tiaras más usadas por la Gran Duquesa Maria Teresa.

 

6. La tiara gargantilla de Chaumet

Esta tiara, además de tener una configuración muy harmoniosa, tiene una peculiaridad: puede ser montada de 6 formas distintas, algo muy típico de las piezas de principios del siglo XX. Una de las más usuales es usarla como “choker” o ahogadera en el cuello, o a veces, la hemos visto sin las perlas coronadas y como sencilla diadema cerrada. 

 

7. La diadema de agua marinas Nassau.

Por último os mostramos otra diadema que puede ser transformada en collar, y que personalmente a nosotros nos gusta más en esa configuración. Dicha joya fue creada para la Gran Duquesa Charlotte en la mitad del siglo XX siguiendo modelos art decó, y con aguamarinas de un tamaño medio-grande. Dicha diadema fue ampliamente usada por su primera propietaria pero también por su heredera (política), la Gran Duquesa Maria Teresa de Luxemburgo.