Tiaras, parures, brazaletes, collares, pendientes... todos estos accesorios siempre han ido acompañados de la Emperatriz de todas las piedras preciosas, el diamante. ¿Pero qué hay de los reyes de reyes, esmeraldas, rubíes y zafiros? Hoy desde Subarna queremos hacer un breve repaso de las peculiaridades de estas tres gemas, destacando las piezas más destacadas, anécdotas y aplicaciones en la joyería.

¿Queréis saber más?

El rubí, la sangre que corre en la joyería

Etimología

El nombre rubí proviene de la palabra latina ruber, que significa "rojo". El rojo brillante del rubí sugería una llama inextinguible ardiendo en la piedra, incluso brillando a través de la ropa y capaz de hervir agua.

Orígenes primitivos 

Una de las más antiguas citas de esta gema se sitúa en la Biblia, mencionado hasta cuatro veces: en asociación con atributos como la belleza y la sabiduría. En el antiguo idioma sánscrito, el rubí se llama ratnaraj, o "rey de las piedras preciosas". Partiendo de este valor tan místico, encontramos referencias milenarias en la cultura de europa occidental pero sobretodo en Birmania y la India, donde el rubí tuvo una transcendencia política y religiosa. En estas regiones, con minas desde al menos el año 600 d. C, los guerreros poseían estas piedras preciosas para hacerlos invencibles en la batalla. Sin embargo, no fue suficiente: dice la leyenda que tuvieron que insertarlos en su carne y hacerlos parte de sus cuerpos.

Piezas históricas y subastas destacadas

Uno de los detalles más curiosos es que esta piedra estuvo hasta aproximadamente 1800 incluida en la familia de los corindones, así pues, espinelas, turmalinas o granates se confundían con muchísima facilidad. De esta gema encontramos por ejemplo, en el siglo XVI, "el anillo de coronación" de los reyes de Escocia, con un rubí del siglo XIII.

Dentro de la misma colección de los monarcas ingleses, "el anillo de las reinas consortes" Rundell bridge & Rundell, pieza que durante todas las coronaciones desde 1831 ha sido lucido por las esposas de los reyes de Gran Bretaña.

A nivel de conjuntos encontramos la parure de diamantes y rubíes de la Reina Ingrid de Dinamarca, anteriormente en posesión de su madre, la reina Luisa de Suecia.

¿Qué decir del collar de diamantes y rubíes de Elizabeth Taylor diseñado por Cartier?, esta increíble pieza muestra una artesanía increíble y una forma innovadora. Mike Todd le regaló este collar de rubíes y diamantes a su hermosa esposa y actriz, Elizabeth Taylor. En diciembre de 2011, su collar fue subastado en Christie's por $ 115,932,000. Se convirtió en la subasta de joyas más valiosa de la historia y las ganancias se destinaron a obras de caridad.

 

El zafiro, un óceano azul profundo...¡y mucho más!

Etimología

Su nombre proviene de la palabra griega sappheiros, que probablemente se refiere al lapislázuli. Aquí deberíamos de "tocar la cresta" a los griegos: el espectro cromático del zafiro va muchísimo más allá del color azul. Es por eso que en el caso de esta gema siempre debemos referirnos a ella con el color, es decir "zafiro azul, zafiro amarillo..."

Orígenes primitivos 

En la antigua Grecia y Roma, los reyes y reinas estaban convencidos de que los zafiros azules protegían a sus dueños de la envidia y el daño. Durante la Edad Media, el clero usaba zafiros azules para simbolizar el cielo, y la gente común pensaba que la gema atraía bendiciones celestiales. En otros tiempos y lugares, la gente asoció a los zafiros el poder de proteger la castidad, hacer las paces entre los enemigos, influir en los espíritus y revelar los secretos de los oráculos.

Piezas históricas y subastas destacadas

Esta gema ha destacado en todas las colecciones de reyes y aristócratas y posteriormente, estrellas de Hollywood.

Si por un conjunto debemos empezar es por el de la emperatriz Josefina de Francia, que luego sería comprado por los Borbones franceses. Formado, según dice la leyenda, por un lote de zafiros azules pertenecientes a Maria Antonieta, constaba de una magnífica tiara, varios broches, corsage, pendientes y un anillo. Posteriormente los Orléans lo vendieron al Musée du Louvre y a día de hoy está expuesto al público.


Posterior es el broche de matrimonio de la Reina Victoria:El príncipe Alberto presentó este gran zafiro oblongo engastado en oro y rodeado de 12 diamantes redondos a la reina Victoria el 9 de febrero de 1840, el día antes de su boda. Ella usó debidamente su regalo del "querido Albert" el día de su boda y con frecuencia después, hasta la muerte de Albert.


El zafiro de la Reina de Rumania de 478 kilates. Registrado por primera vez en el taller de Cartier en 1913, este collar colgante de zafiro histórico fue usado por la reina María, nieta de la reina Victoria de Gran Bretaña y el zar Alejandro II de Rusia, para la coronación de su esposo, el rey Fernando de Rumania en 1922. En 1947 fue vendido al 'Rey de Diamantes' de Nueva York, Harry Winston. Luego entró en la colección de la familia real griega antes de ser subastado en Christie's en 2003.

Las esmeraldas, el bosque más brillante

Etimología

Su nombre proviene de la antigua palabra griega para verde, "smaragdus". A diferencia de las anteriores piedras, la esmeralda se mueve en un espectro entre el verde azulado hasta el verde profundo.

Orígenes primitivos 

Las primeras minas de esmeraldas conocidas se encontraban en Egipto, que datan de al menos el 330 a. C. hasta el 1700. Se sabía que Cleopatra tenía una pasión por la esmeralda y la usaba en sus adornos reales.
Las esmeraldas de lo que hoy es Colombia fueron parte del saqueo cuando los exploradores españoles del siglo XVI invadieron el Nuevo Mundo. Los incas ya habían estado usando esmeraldas en sus joyas y ceremonias religiosas durante 500 años. Los españoles, que atesoraban el oro y la plata mucho más que las gemas, intercambiaban esmeraldas por metales preciosos. Sus oficios abrieron los ojos de la realeza europea y asiática a la majestuosidad de la esmeralda.

Piezas históricas y subastas destacadas

Una de las tiaras más impresionantes con esmeraldas de color verde muy vívido, es la tiara Vladimir: la pieza fue encargada por la Gran Duquesa Vladimir al joyero de la corte Romanov Bolin y se escondió en el palacio de San Petersburgo, donde se mantuvo a salvo durante la Revolución Rusa, antes de ser sacada de Rusia en secreto y luego vendida a la Reina María (la abuela de la reina actual). 

 

Por otro lado no podemos eludir el broche colgante de diamantes y esmeraldas Bulgari de Elizabeth Taylor: "Richard Burton compró este broche para Elizabeth Taylor durante el rodaje de Cleopatra en Roma en los primeros días de su romance", dice Chen de Christie's. Aproximadamente 23,46 quilates, fue usado por la actriz en su boda en 1964, antes de ser vendido en Christie's en 2011 por $ 6,6 millones. Hoy en día, tiene el récord de la pieza de joyería de esmeralda más cara vendida en una subasta.

La esmeralda de Stotesbury: Esta piedra legendaria, de más de 34 quilates, fue propiedad de tres distinguidos coleccionistas estadounidenses: Evelyn Walsh McLean; May Bofils Stanton, heredera de The Denver Post; y la reconocida socialité Eva Stotesbury. "El legendario viaje de esta esmeralda también incluyó el montaje en cuatro joyas diferentes, dos veces por Cartier y dos por Harry Winston, durante el apogeo de la recolección de joyas en Estados Unidos", dice Everett. La Stotesbury Emerald se vendió por $ 1 millón en la subasta de Magnificent Jewels de Sotheby's en 2017.