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5 diseñadores y arquitectos que aman las antigüedades y las subastas

04 Sep 2020

Hoy te descubrimos algunos de los interioristas y decoradores que utilizan antigüedades y arte en sus proyectos. ¡Desde Subarna estamos contentos de ver que el panorama actual valora anticuarios y subastas!

Luis Puerta 

Los espacios de este interiorista reflejan a la perfección tanto su buen gusto como el origen de su carrera universitaria, ya que es licenciado en Historia del Arte y antigüedades. 

Cada casa, cada salón y cada habitación tienen una selección perfecta de piezas que se combinan con un ambiente siempre templado y harmónico: desde Subarna detectamos una predilección por los estilos Luís XVI, directorio y consulado francés y el gustaviano en el mobiliario, y por la pintura de calidad de los siglos XVIII y XIX. El resultado de dichas combinaciones se aparta siempre de grandes cantidades de obras, primando atmósferas casi monacales, donde es fácil encontrar los puntos de interés en cada estancia. 

Podéis descubrir todos sus proyectos aquí: http://luispuerta.com

Isabel López-Quesada

Era ineludible citar a esta diseñadora: su estilo es camaleónico en sus múltiples proyectos, oscilando desde ambientes naif y provenzales a otros más racionalistas y clásicos. Lo que nos encanta es lo que los une entre ellos: la perfecta coherencia que busca incansablemente entre piezas modernas y de firma con las antigüedades anteriores al siglo XX. Sus estancias además dan la vuelta al mundo en distintos continentes, mostrando interés en el lejano oriente y piezas étnicas excelentemente seleccionadas. De nuevo nos encontramos delante de una profesional que no solo comprende materiales, formas y acabados, también la historia y cultura de ellos.

Disfrutad sus proyectos aquí: http://www.isabellopezquesada.com/

 

Lorenzo Castillo 

Este interiorista demuestra en cada residencia o espacio su savoir-faire como ex-anticuario: entelados franceses, estilos del Luis XV al mejor Napoleón III y arte contemporáneo y old masters son su sello de identidad. Con él hemos vuelto a entender el más es más (aunque a veces recurra a la simplicidad visual): sea cual sea su tipo de proyecto encontraremos cosmos de ricas molduras, acabados donde la pátina es la manda, e iluminaciones que bien nos podrían llevar a la Roma pictórica del siglo XVII. Gracias a este eclecticismo tan personal firmas como Loewe o RoomMate Hotels le han confiado sus espacios.

Descubre sus creaciones aquí: http://www.lorenzocastillo.org/


 Michael Smith

Aunque este maestro de los interiores no es español, durante más de 4 años ha residido en nuestro país, ya que su marido fue embajador de EEUU en Madrid en representación a Obama. ¿Qué podemos decir de su trabajo? su carrera se ha desarrollado principalmente en Los Ángeles y Nueva York y de ahí es donde podemos destacar sus referencias estilísticas: de los apartamentos y penthouses en NY, llenos de  estilos neo y piezas dignas de museo, al estilo colonial y misión tan típico de las haciendas y ranchos de California. 

Es habitual ver en sus proyectos estampillas de Boulle, Jacob o Dugourc hasta la Maison Jansen y Charles, y destacan también los papeles de la casa Züber. Su trayectoria pues se ha revestido siempre de una elegancia temperada y a su misma vez mayestática, llevando a Smith a decorar la Casa Blanca para los Obama: en este proyecto su obra nos recuerda mucho a interioristas como Marc du Plantier o Stéphane Boudin.

Disfruta de sus creaciones en su web: https://www.michaelsmithinc.com/interiors#residential

 Lázaro Rosa-Violán

Último pero no menos importante, este diseñador se autodefine en su web de la siguiente manera:  “Pintor por formación, viajante por convicción y diseñador de interiores por instinto, encuentra inspiración en todas partes”. Esta descripción engloba a la perfección sus muchos skills como creador de espacios únicos: en ellos podemos apreciar un gusto 100% cosmopolita, dónde un mundo increíble de estilos, referencias y piezas de arte se conjugan para resultar en un eclecticismo de lo más personal. Con proyectos en todos los los continentes excepto Oceanía, destaca su preferencia por piezas de origen artesanal, la pintura contemporánea y los ambientes típicamente urbanos.  

Todos sus interiores aquí: http://www.lazarorosaviolan.com/es

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Jean-Baptiste-Pierre Lebrun, subastador en París y primer promotor del Louvre

26 Aug 2020


Conocemos la alocada vida del esposo de Elisabeth Vigée Lebrun: desde restaurador a subastador, hasta co-fundador del museo del Louvre que conocemos hoy en día. ¡Allá vamos!

Orígenes

Nacido en una dinastía de pintores parisinos, con un lejano parentesco con el famoso Charles Le Brun, pintor de Luis XIV (era su sobrino nieto). Se formó en las mejores academias de pintura de París, aunque su carrera como artista fue incipiente y poco prolífica, encontrando el éxito en el comercio de antigüedades (griegas y romanas) y la restauración de pintura de pintura holandesa del siglo XVII. 

La fundación de su primera sala

Hacia 1775 arrienda el Hôtel de Lubert, donde tuvo taller y un anticuario donde realizaba exposiciones monográficas de pintura. Justo en esta época se instalan en los áticos la familia Le Sevre-Vigée, padrastro y madre de la célebre Elisabeth Vigée. Ella misma afirmó que el puro hecho de instalarse en esa residencia, perfeccionaría su técnica retratística hasta su punto más álgido: pudo acercarse a la obra de Rembrandt o Rubens, apropiándose la luz y la pincelada llena de pulcritud. 

Retrato de Etienne Vigée, uno de las primeras obras reconocidas de la pintora 

Es en esta época Elisabeth estaba oprimida por su padrastro, ya que se llevaba gran parte de sus beneficios obtenidos por los retratos de encargo (recordemos que las mujeres no podían administrar su dinero por ley). Un poco por quererse liberar, y por la admiración hacia al que consideró su introductor de los grandes maestros, se casa en secreto con Jean Baptiste. Lo que ella nunca sabría en ese momento es que se unía de nuevo a otro verdugo que exprimiría sus ingresos hasta su futuro divorcio. 

Un hecho curioso de este matrimonio fue que ella nunca quiso desprenderse del apellido Vigée, incorporando el Lebrun a posteriori, demostrando una independencia inaudita en ese momento: ¿no creéis que esto también fue un anuncio del principio subversivo de la mujer artista?

Llega la fama y el dinero

A partir de 1778 la simbiosis del matrimonio generaría grandes ingresos a la familia Lebrun, además de una hija. En esa década los buenos negocios con la alta aristocracia y realeza le reportaron a él el cargo de conservador de la colección del riquísimo Duque de Orléans y del Conde de Artois, hermano del Rey Luis XVI y futuro Carlos X de Francia. Por el lado de Elisabeth y su perfeccionada técnica, se le abrieron las puertas de Versailles, convirtiéndose en pintora oficial de cámara de la Reina María Antonieta (quien la haría miembro de la Academia Real de Bellas Artes de Francia). Para ella pintó más de 30 lienzos, sin contar los que aparece con sus hijos.

Retrato de Elisabeth Vigée Lebrun junto a su hija, fechado en 1786 

Un hecho destacado de la entrada de la década de 1780 fue la compra parcial por parte del matrimonio de la colección del difunto gobernador de los Países Bajos Charles Alexandre de Lorraine. La adquisición incluía la mejor pintura flamenca o el mejor mobiliario francés. Gracias a esta buena racha Lebrun, en 1788, compró el céntrico Hôtel y fundó una modernísima sala de estucos neoclásica, donde empezó a realizar subastas de arte y las primeras exposiciones monográficas de antigüedades griegas y romanas. 

La Sala Lebrun, inspirada en los atrios romanos. En el centro se realizaban las exposiciones y subastas

Hasta aquí ¿todo bien, no?. Lo cierto es que no. El matrimonio sufría grandes crisis desde el principio, y como afirmó la artista en su autobiografía, de cada retrato vendido por 12.000 francos ella sólo recibía 6: la voracidad de su marido en los negocios fue a más y más, siendo este un vivo retrato de su ex padrastro. 

Decadencia y revolución

Con la llegada de los tiempos convulsos el mercado del arte empezó a estancarse progresivamente. Las grandes famílias vendían en masa sus colecciones o se las llevaban consigo a un futuro incierto en la Europa que se mantenía en el “ancien régime”. Además debido a los cambios políticos el matrimonio aún se dividió más: Jean-Baptiste se puso de lado de los revolucionarios (convencido por su gran amigo Jacque Louis David y el Duque de Orléans) y Elisabeth se autoproclamó una convencida monárquica. Debido a ello, cuando la Familia Real fue obligada a dejar Versailles por las Tullerías en 1789, Elisabeth tomó la difícil decisión de dejar París y Francia junto a su hija disfrazada de pastora, dejando atrás su gran fortuna. Después del exilio de su esposa, los negocios del floreciente Lebrun empezaron a zozobrar y en 1791 subastó toda su colección personal (obtenida con dinero de ella). Dicha venta reventó el mercado de pintura flamenca y holandesa, y fue una época perfecta para el oportunista: las crónicas hablan de precios ridículos por dichos lienzos, alcanzando la mitad de su precio original. 

Última y mejor oportunidad profesional

A partir de 1793 la Convención decide organizar uno de los proyectos ideados por el difunto Luis XVI: convertir el Louvre en el museo que conocemos hoy. Para ello un grupo de artistas se ocupó de saquear vilmente los palacios abandonados y sedes aristocráticas. Contrario a ello, Lebrun se quejó enérgicamente contra el ministro girondino Jean-Marie Roland de la Platière. Sería en la caída de este gobierno al cabo de unas semanas que con la intercesión de David y Robespierre, este hábil comerciante fue elevado a comisario del Louvre. Gracias a dicho cargo, importantes obras como la Sagrada Familia atribuida a Rembrandt y el retrato de Susanna Fourment por Rubens. Dichas compras fueron altamente criticadas por los directores del museo, debido a su alto coste y a la crisis financiera que se vivía, y a partir de ese momento crearon un presupuesto oficial de adquisiciones, que aún a día de hoy sobrevive. 

Una de las galerías del Louvre en la década de 1800

A pesar de la caída de David y Robespierre en 1795, su ascenso en la jerarquía del museo no paró de aumentar: el gobierno de la época lo nombra comisario-experto del Louvre y es en ese momento que impone la museografía que conocemos a día de hoy: la separación de pintura italiana, francesa, flamenca, holandesa y nórdica. Durante las conquistas realizadas por el Directorio a Holanda, Alemania y Bélgica, acuño el término de “conquistas artísticas”, donde palacios y museos eran despojados de sus mejores obras en detrimento del nuevo museo parisino.

Su poder en tan importante institución terminó en 1800 con Napoleón I de Francia al poder. Su último buen acto fue sacar de la lista de emigrantes a su mujer, pudiendo esta volver a su país de origen. Sin éxito, intentó volver al mundo de las subastas de antigüedades y pintura endeudándose más aún: por fin Elisabeth vio la oportunidad de comprar la mansión parisina y el negocio que tan legítimamente le pertenecía, y gracias a la fortuna que generó en el exilio de Rusia y Alemania, compró en 1807 al ya arruinado Jean-Baptiste sendas propiedades. Retirado de la vida pública, siguió restaurando pinturas para el Louvre, y fue maestro del pintor Simon Denis, muriendo en 1813 a la edad de 65 años.

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La afición a las Subastas de Antigüedades de Jackie Kennedy que devolvió la Casa Blanca a sus orígen

25 Aug 2020

Precedentes

Como es habitual, cuando JFK llegó a la presidencia en 1961, se trasladó a la “first residence” con su esposa Jackie Lee Kennedy. El estado en que encontraron la casa era un verdadero pot-pourri de estilos y épocas. En palabras de la primera dama: “esta casa parece haber sido llenada con tiendas de baratijas y brocantes”. Lo cierto es que esto era debido a los varios incendios y reconstrucciones que sufrió este palacio presidencial, y la temporalidad circunstancial que suponía cada presidencia (con sus sucesivos cambios de gusto). Además, el anterior mandatario, H. Eisenhower, fue verdaderamente negativo para la casa, dónde los interiores fueron repintados y entelados en tonos palo. De nuevo Jackie afirmaria: “this place is the dreary Maison Blanche” (este sitio es la triste Casa Blanca), haciendo referencia a la falta de coherencia de objetos y entelados.

El salón familiar en la época de TrumanEl Salón familiar en la época de Harry Truman

El salón rojo a finales del siglo XIX

Llega el cambio

Anteriormente Harry Trumman realizó cambios considerables a la Primera Residencia, pero la enorme cantidad de dinero y esfuerzos se centraría principalmente en re-hacer la estructura de acero y revestirla de seguridad. No sería hasta la creación del “Fine Arts Comittee for the White House” en 1961 que se haría un verdadero esfuerzo y de manera estructurada en recuperar los interiores y sus objetos originales en su estado fundacional de 1807-1812. La idea era recuperar en anticuarios, ventas privadas de particulares, o subastas las piezas que formaron parte de este santuario americano. El financiamiento se realizaría con los fondos del Congreso destinados a las alteraciones habituales de la casa presidencial (50.000$), donaciones de piezas de particulares con exenciones fiscales, y donaciones monetarias con igual beneficios que el anterior. Además dicha residencia pasó a formar parte del Smithsonian Museum, y por lo tanto todas las donaciones futuras serían altamente consideradas por el fisco.

¿Quienes fueron los creadores?

El equipo era inmejorable, capitaneado por Henry Francis du Pont, experto en todo lo relacionado con arte y antigüedades en América. Este realizaría todas las valoraciones de antigüedades y arte, siguiendo un criterio muy purista: las piezas tenían que tener un historial impecable y originado en la Casa. También se crearía el puesto de “the White House curator”, encabezado por Lorraine Waxmann Pierce quien colaboraría estrechamente con el decorador oficial, Henry Parrish II. Lo que la historia revelaría más tarde es que el verdadero artífice (secreto) decorativo sería el interiorista francés Stephane Boudin, uno de los restauradores oficiales del Castillo de Versailles (residencia presidencial en esa época en el Grand Trianon): al fin y al cabo la elección oficial de Boudin hubiera generado grandes críticas al ser de origen galo y por eso el apellido Parrish era el que firmaba todas las reformas. 

Jackie observando algunos de los planos originales de la Casa Blanca

Los resultados

Como diría el propio presidente “Jackie se ha ensuciado las manos para conseguir este objetivo”: por ejemplo, varios bustos centenarios fueron encontrados en los lavabos de hombres de la planta baja por ella misma. En otro orden, encontraría en las buhardillas las alfombras de la época de Theodor Roosvelt, o la cubertería de plata y oro de mesa de la presidencia de James Monroe (principios del siglo XIX). Varios Cézanne localizados en la National Gallery (debido a los cambios estilísticos en la Casa Blanca) fueron devueltos a su lugar de origen en varios salones de la Residencia en Washington. Otro cambio icónico fue el emplazamiento de la “resolute desk” en el despacho oval, regalo de la reina Victoria al presidente Rutheford B. Hayes.

 El salón rojo arriba durante el mandato Truman y abajo con la reforma de Jackie: se aprecia la reintegración de piezas originales de la fundación de la Casa Blanca.

En términos más generales, toda la planta noble y la primera planta fueron redecoradas en estilo Imperio original, destacando por ejemplo el salón oval con muebles originales de Bélanger (1820), relojes franceses en ormolu en todas las chimeneas de la casa, o la recuperación de los entelados decimonónicos retirados a principios del siglo XX. De esta forma, la Casa Blanca que conocemos hoy día, con sus retratos originales de Benjamin Franklin o Georges Washington, las impresionantes arañas francesas de cristal de roca, o los papeles originales de la casa Züber son debido a la obra de Jackie. 
A partir de las sucesivas presidencias, todas las primeras damas respetaron los parametros establecidos en los 60, y por lo tanto, los objetos y decoraciones siempre se han basado en la época de 1810-15. Además, hay una supervisión exhaustiva por parte de varios conservadores del Smithsonian, y todo cambio debe ser consultado y estudiado.

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